sábado, 20 de marzo de 2010

MI ABUELO MANOLO

Mi abuelo era mago. Construía sus propios trucos. Con un papel de diario transformaba el agua en leche. Con una varita transformaba el éter en huevos revueltos.

Mi abuelo era alegre, chistoso y payaso. Hacía reír a viejas rotas, cuicas y de medio pelo.

Mi abuelo tocaba el acordeón y la armónica. Se paseaba cantando viejas canciones españolas (esas que sólo los viejos recuerdan).

Mi abuelo gustaba de tomar con sus amigos en el Oasis. Levemente entonado, nunca lo vi borracho.

Mi abuelo hacía asados para toda la familia. Todos juntos comíamos bajo un parrón, que mi abuelo cuidaba.

Mi abuelo era un hombre sencillo. No le agradaba la opulencia. Coleccionaba botellas y cactus.

Mi abuelo tuvo cuatro hijas, un hijo, dos nietas, tres nietos y una bisnieta.

Mi abuelo murió el 16 de marzo debido de un paro cardio-respiratorio. Yo estaba en Licantén cuando me enteré.

Mi abuelo era bien diferente a mí. A veces bien parecido. ¿La picardía la habré heredado?


Por asuntos geográficos, nunca fui muy cercano a mi abuelo. Me hubiese gustado hacerle saber todo lo que admiraba y cuanto lo quería.

Si los curas tienen razón, entonces tendré la oportunidad de reunirme con él y hablar un poco. Quizás tocar guitarra y acordeón.